miércoles, 30 de octubre de 2013

La Historia de nuestra Hermandad

Como podéis ver, en el margen derecho de esta página, en el apartado especiales, hemos preparado un apartado especifico, cuyo fin es divulgar la historia de nuestra Hermandad. En pequeños capítulos iremos desgranando la historia de esta veterana corporación, en un recorrido a través de nuestro pasado.

Los capítulos irán publicándose en el siguiente orden:

Capitulo I: Los Orígenes. Siglo XVIII
Capítulo II: La Consolidación de una devoción. Siglo XIX
Capítulo III: La época dorada (1900-1930)
Capítulo IV: Adversidades (1931-1938)
Captítulo V: Vuelve la tradición (1939)
Capítulo VI: Esplendor gremial (1940-1970)
Capítulo VII: Un injusto olvido (1971-1978)
Capítulo VIII: Recuperación de una fiesta (1979-1989)
Capítulo IX: IV Centenario (1990-2000)
Capítulo X: La nueva Junta ( 2001-2010)
Capítulo XI: La Hermandad de hoy (2010-2013)

Esperemos que su lectura sea de vuestro agrado.

martes, 29 de octubre de 2013

La Medalla de 1913

A comienzos del siglo XX, varios son los hechos que vienen a engrandecer la vida de nuestra Hermandad. El establecimiento de la feria en 1883 en torno a las antiquísimas y tradicionales fiestas patronales que ya se celebraban, da a nuestra Hermandad un periodo de esplendor que va asentándose en las sucesivas mejoras. 
Diario Ilustrado. Noviembre de 1883
Tras 125 años siendo procesionado en andas, de las que ha llegado a nuestros la fotografía de las últimas que usó, 1909 será el año en que la Hermandad anuncie gozosa el estreno de un artístico trono para la venerada Imagen.

Y en 1913, la Hermandad estrena para sus hermanos una medalla en plata, que con apenas algunas modificaciones mantendría hasta la Guerra Civil. En ella, aparece la primitiva imagen, junto a la inscripción "SAN JUAN DE LA CRUZ", ocupando el reverso la leyenda "COFRADÍA DE SAN JUAN DE LA CRUZ AÑO DE 1913". Este tipo de medalla, circular, solía utilizarse colgada con un lazo de la solapa o al modo actual, con un lazo en vez del actual cordón. Aun hoy día existen cofradías patronales que mantienen la característica medalla circular a semejanza de esta. 

Este año 2013, se cumple el primer centenario de esta medalla, símbolo de la vida de nuestra Hermandad. Historia viva de La Carolina.

lunes, 28 de octubre de 2013

Tradicional sorteo del cerdo


La Hermandad de San Juan de la Cruz, Patrón de La Carolina, va a realizar el tradicional sorteo del cerdo durante las fiestas en honor al patrón de La Carolina.

Ya están a la venta las papeletas al módico precio de 1 euro, y pueden ser adquiridas a los miembros de la Hermandad, en los establecimientos acostumbrados y durante la comida de Hermandad.

El agraciado recibirá un lote compuesto de:

1 cerdo
1 caja de vino
5 litros de aceite
1 caja de cerveza
1 caja de puros
¡¡¡La Hermandad os desea suerte!!!

FIESTA DE LA JUVENTUD


Comienzan a desvelarse las diferentes actividades con las que la Hermandad de San Juan de la Cruz de La Carolina dotará a las tradicionales fiestas patronales de Noviembre. Una de las actividades programadas para los jóvenes será la organización de una fiesta. Por ello os anunciamos que este año, la Hermandad, en colaboración del Excelentísimo Ayuntamiento de La Carolina y del Pub Boulevard, organiza el sábado 23 de Noviembre, tras el castillo de fuegos artificiales, un concierto en la Caseta Municipal, en el que actuarán kilian Domínguez, Silvia Roman, kike Rodriguez y 2MANIAKS.

Podrán adquirirse las entradas en la taquilla, pero para los que quieran, podrán adquirirla de forma anticipada, en el Pub Boulevard, la tienda Decaramelo y en la propia Hermandad de San Juan de la Cruz. 
Los teléfonos de información y reserva de entradas son

Vicente: 645 94 85 11
Alberto: 686 49 46 22



domingo, 27 de octubre de 2013

¿Por qué Jaén es tierra de Jesús Nazareno?


¿Por qué Andalucía, y de forma más específica Jaén, siente una devoción tan profunda a Jesús Nazareno? La respuesta es contundente. Debido a los frailes carmelitas descalzos. Y de forma particular, se debe a San Juan de la Cruz.
El Padre Juan Dobado Fernández OCD, afirma con rotundidad que el encuentro que San Juan de la Cruz tiene con una pintura de Jesús Nazareno en el Convento de Segovia es el origen de la propagación de la devoción a Jesús Nazareno en gran parte de la geografía andaluza.


Imagen encargada por el Santo. Granada.

Jesús Nazareno del Paso. Baeza.
El Santo profesó gran veneración por la imagen de Jesús con la cruz a cuestas. Siendo prior en Granada, establece la Cofradía de Jesús Nazareno en 1582, a la que redacta sus primeras reglas, y es él mismo quien encarga la Imagen, al escultor Pablo de Rojas, naciendo así la devoción al Nazareno en Granada. Ya antes había establecido en el Convento de Baeza la Cofradía de Jesús Nazareno, dándole también unos sencillos estatutos, susbsistiendo esta Cofradía en la actualidad .

Cuadro que habló al Santo
San Juan marcha en 1588 a Segovia como Prior, y sigue promoviendo la devoción al Nazareno. Y allí sucede algo excepcional. Un día cualquiera da con un cuadro abandonado que muestra a Jesús cargado con la cruz. Decide darle mayor dignidad, lo arregla, prepara un altar, lo decora con flores y cera y será su lugar de oración a partir de ese momento. Estando un día delante, Fray Juan escucha unas palabras: “Fray Juan, pídeme lo que quisieres por estos trabajos que me has hecho”. A lo que el Santo Respondió: “Señor, padecer y ser despreciado”.

Este hecho es el espaldarazo necesario a la expansión de la devoción de este pasaje. Este hecho que todos dan por milagroso, comenzó a difundirse en los grabados de sus obras escritas, y a popularizarse entre los conventos. No queda pues Convento carmelita que no quiera contar con una imagen de Jesús Nazareno. Y muchas hermandades se fundan aún mientras vive el Santo, así la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Jaén, el popular Abuelo, hacia 1588. Pocos meses después la de Mancha Real y la de Alcaudete. A tal punto llegó este auge que allá donde los frailes carmelitas fundaban un convento, inmediatamente surgía en su seno una cofradía para venerar a Jesús Nazareno.

Las cofradías procesionan de una forma peculiar, evitando el ejercicio de la disciplina o flagelación que practicaban los cofrades de la mayor parte de las hermandades penitenciales, cargan en cambio los hermanos con una cruz para imitar a Cristo por la calle de la Amargura.

Como podemos ver, la arraigada devoción que Andalucía, y concretamente Jaén siente por Jesús Nazareno, es fruto de la mística de nuestro insigne doctor, en una provincia de clara raigambre y honda espiritualidad
carmelitana.     

Juan de Yepes, escultor

Cristo Crucificado. Dibujo de San Juan de la Cruz 
Cuando Juan de Yepes llega a vivir a Medina del Campo, su madre consigue ingresarle en el Colegio de los Niños de la Doctrina. Es esta una institución benéfica, para niños pobres y huérfanos, que procuraba además del sustento material de los niños, la formación académica, religiosa, y laboral, para asegurar a los educandos un futuro alejado de la mendicidad y la marginalidad.
Asiste pues el joven Juan, y en palabras de su hermano Francisco, prueba los oficios de sastre, entallador y carpintero, aunque en ninguno de ellos asienta. No es falta de empeño y laboriosidad, más bien de aptitud, por más que el niño se empeñara.

Sin embargo, los conocimientos que adquiriera, calan hondo en el, formando parte de su vida. De adulto veremos a Fray Juan tallando pequeñas imágenes de madera para obsequiar a sus religiosos. De manera especial se ocupará en el ornato de las imágenes y los altares. Encargará imágenes que muevan a devoción. Invitará a comer a pintores y tallistas, montará primorosamente belenes en la iglesia, organizará procesiones claustrales y asemejará en su catequesis los aspectos del alma con el trabajo artesanal de la talla.

De sus escritos podemos entresacar varios apuntes, que aun hoy tienen plena vigencia.

Y cuanto a lo que toca a las imágenes y retratos, puede haber mucha vanidad y gozo vano, porque, siendo ellas tan importantes para el culto divino y tan necesarias para mover la voluntad a devoción, como la aprobación y uso que tiene de ellas nuestra Madre la Iglesia, (por lo cual siempre conviene que nos aprovechemos de ellas para despertar nuestra tibieza), hay muchas personas que ponen su gozo más en la pintura y ornato de ellas que no en lo que representan.

El uso de las imágenes para dos principales fines le ordenó la Iglesia, es a saber: para reverenciar a los Santos en ellas, y para mover la voluntad y despertar la devoción por ellas a ellos; y cuanto sirven de esto son provechosas y el uso de ellas necesario. Y, por eso, las que más al propio y vivo están sacadas y más mueven la voluntad a devoción, se han de escoger, poniendo los ojos en esto más que en el valor y curiosidad de la hechura y su ornato. Porque hay, como digo, algunas personas que miran más en la curiosidad de la imagen y valor de ella que en lo que representa;

Esto se verá bien por el uso abominable que en estos nuestros tiempos usan algunas personas que, no teniendo ellas aborrecido el traje vano del mundo, adornan a las imágenes con el traje que la
gente vana por tiempo va inventando para el cumplimiento de sus pasatiempos y vanidades, y del traje que en ellas es reprendido visten las imágenes, cosa que a ellas fue tan aborrecible, y lo
es; procurando en esto el demonio y ellos en el canonizar sus vanidades, poniéndolas en los santos, no sin agraviarles mucho. Y de esta manera, la honesta y grave devoción del alma, que de sí echa y arroja toda vanidad y rastro de ella, ya se les queda en poco más que en ornato de muñecas, no sirviendose algunos de las imágenes más que de unos ídolos en que tienen puesto su gozo. Y así, veréis algunas personas que no se hartan de añadir imagen a imagen, y que no sea sino de tal y tal suerte y hechura, y que no estén puestas sino de tal o tal manera, de suerte que deleite al sentido; y la devoción del corazón es muy poca

Tenga por cierto el alma que, cuanto más asida con propiedad estuviere a la imagen o motivo, tanto menos subirá a Dios su devoción y oración;

Mucho había de decir de la rudeza que muchas personas tienen acerca de las imágenes; porque llega la bobería a tanto, que algunas ponen más confianza en unas imágenes que en otras, entendiendo que les oirá Dios más por esta que por aquella, representando ambas una misma cosa, como dos de Cristo o dos de Nuestra Señora.


De manera que, como haya devoción y fe, cualquiera imagen bastará; mas si no la hay, ninguna bastará. 

Jesús Nazareno. Imagen encargada por el Santo para el convento de los Mártires de Granada al escultor Pablo de Rojas.

martes, 15 de octubre de 2013

La Cofradía de San Juan de la Cruz de Medina de Rioseco (Valladolid)

Aunque San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia, es un santo conocido universalmente, es cierto que su devoción no ha fomentado la creación de Hermandades y Cofradías que le rindan culto.

En Fontiveros, su ciudad natal, son la Parroquia y el Centro Obrero Católico los encargados de organizar su festividad, a falta de una Cofradía. Y en lugares de marcada tradición sanjuanista, son las Cofradías de la Virgen del Carmen quienes lo procesionan dentro del cortejo, de forma sencilla. Sirva como ejemplo Cádiz y Úbeda.

Fontiveros
Úbeda
Cádiz
La Carolina goza del privilegio de contar con la primera y más antigua Hermandad fundada en su honor, pues hunde sus raíces devocionales desde antes incluso de la fundación de la ciudad sobre la aldea y convento de La Peñuela, conformando un grupo de fieles de forma organizada ya desde 1774 con el primer intento de establecer una Cofradía, y con total seguridad vemos su existencia en 1782 con la ampliación de la ermita por un grupo de fieles devotos al santo. Los mismos que ya desde 1784 se encargan de la solemne función y procesión de la recién estrenada Imagen, obra del riosecano Manuel Adeba Pacheco.

La Carolina
Y fue nuestra prioridad conocer la situación en España de la devoción a nuestro Santo. Y por ello, manos a la obra, emprendimos una ardua tarea. La de verificar la existencia de otras hermandades que le rindieran culto como titular principal. Y en esta búsqueda, pudimos encontrar las referencias del diario ABC, de 3 de Marzo de 1959, que nos hablaba de una hermandad de San Juan de la Cruz en Cazalla de la Sierra (Sevilla), constituida en torno a aquella fecha. En primavera celebraban la función religiosa, y tras esta, se procesionaba la Imagen en unas andas sencillas por los alrededores de la Ermita del Monte. A su paso, los poetas le recitaban sus versos. Para concluir, ya en la ciudad, se verificaba un acto literario. Esta hermandad desapareció.
Cazalla de la Sierra, 1959
Imagen de Cazalla
Y cuando parecía que poco podríamos encontrar, dimos con la Cofradía de San Juan de la Cruz, de Medina de Rioseco (Valladolid). Actualmente conformada por algo más de 20 hermanos, es presidida por Jesús San José.

Celebran la festividad el fin de semana más próximo al 14 de Diciembre. La jornada comienza con el estallido de cohetes, tras el cual el Mayordomo obsequia a los hermanos con dulces y orujos. Tras esto, acuden a la Iglesia de Santa María, a la solemne función. Al acabar esta, mantienen una reunión para tratar diversos temas y por último asisten a la comida de hermandad, por invitación del mayordomo.

Fue en 2011 cuando los hermanos estrenaron unas medallas realizadas en bronce por los riosecanos Frutos y José Sánchez.




Actualmente no disponen de Imagen del santo, siendo su intención poder disponer de una para rendirle culto y poder procesionarla el día de su festividad.

martes, 1 de octubre de 2013

La autoría de la desaparecida Imagen de San Juan de la Cruz


Uno de los principales atractivos que la aldea de La Peñuela ofrecía a la empresa colonizadora era la existencia en esta pedanía de Baeza del convento de carmelitas descalzos de Jesús María del Monte. Y ello era así porque el convento reunía unas excelentes condiciones para fundar sobre el una ciudad, ya que sus instalaciones, que llegaron a ser de cierta entidad, sirvieron para el refugio de funcionarios y dependencias de la Intendencia, estando alojados en él hasta 1770. Otras razones de gran importancia fueron la existencia del pozo, la huerta, el molino de aceite y el olivar y viñedo de los que disponía el convento.

En 1767, al irse los frailes tras la permuta hecha del convento por el colegio de los jesuitas de Cazorla, se constata que con ellos se van casi la totalidad las imágenes que recibían culto en el templo, entre ellas su primitiva titular, la Virgen del Carmen, para la que su Cofradía recién extinguida (1766) le había confeccionado un rico manto de tejido de plata. 

Por ello Olavide, para adecentar el templo y promover el culto, toma en consideración el requerimiento del Señor Obispo, para que en los templos de las Nuevas Poblaciones se coloquen imágenes que exciten la devoción de los fieles. Y por ello, encarga la imagen de la Patrona, la Inmaculada Concepción, en madera estofada y policromada, imagen que llego a La Carolina el 1 de Agosto de 1770, siendo bendecida por el obispo nueve días más tarde. En Mayo de 1780, se adquiere una corona de plata para la imagen, que cuesta 2816 reales y 7 maravedís, y por último, en Septiembre de ese año, se adquieren los útiles necesarios para estofar la imagen en oro.

Pero además de esta imagen, Olavide dispone la hechura de dos imágenes más, con objeto de ocupar dos nichos laterales situados a cada lado del altar mayor. Primero piensa en la ejecución de San Pedro y San Pablo. Pero conocemos por palabras del vicario D. Juan Lanes Duval que el escultor se había negado a ejecutarlas aún en 1776:

[…] dos santas imágenes las cuales se ha tratado varias veces cuales habrían de ser, inclinándose (Olavide) a que fueran de S. Pedro y S. Pablo, pero que es cierto no ha habido ocasión de hacer ejecutar, no habiendo querido el escultor que hizo las imágenes de la Virgen [...]

Por estos mismos años, La Inquisición se propone dar un castigo ejemplarizante como advertencia a los ilustrados, y ve en Olavide a la persona idónea. En medio de grandes acusaciones, en su mayor parte provenientes de Fray Romualdo de Friburgo, destaca su negativa a establecer cofradías, así como la de la colocación de los santos en los altares colaterales vacíos en la Parroquia de la Inmaculada. El mismo se justifica así en 1776:

...Quiere que yo sea enemigo de los Santos, porque no le daba la mano para sus malas entendidas Cofradías y con las que sólo quería imponer ruinosas contribuciones. Asunto que ni yo podía imponer por mí, ni tengo por conveniente todavía en el principio de las colonias.

Dice que en las Iglesias no hay imágenes de Santos y no dice verdad [...] Es verdad que en otras no se han puesto todavía, porque no ha habido artífices y porque es fácil de comprender que en asunto tan extenso no es mucho que todavía no se halle todo completo; y así ni por el Obispo, ni por su vicario se ha reclamado hasta ahora sobre esto [...] Si en alguna iglesia pudiera repararse la falta de estas imágenes sería en la de La Carolina, pues como la mayor y más distinguida de todas parecía exigir mayor adorno. Pero en nada se muestra más la mala fe del padre, pues sabe, y yo en la mesa pública se lo he dicho mil veces, que dos nichos que se han hecho al lado del altar y que, visiblemente no pueden tener otro uso que para colocar imágenes de santos, los tenía yo destinados para las de San Pedro y San Pablo. La falta de artífices y otras mil ocupaciones más urgentes no me han dado lugar para ejecutarlo todavía [...]¿Y por qué dirá, en particular, de mi que soy su enemigo? No puede tener otro pretexto que ciertas conversaciones de mesa, cuando quería establecer su cofradía de San Juan de la Cruz. 

Al fin, Olavide cesa como Intendente. Pero la Parroquia seguía necesitada de Imágenes, ya que los altares colaterales permanecían vacíos. Así que D. Juan Lanes Duval vuelve a reclamar al Intendente, cargo que ahora ostenta D. Miguel de Ondeano. Y este pide información del estado de las imágenes. El secretario de Olavide, Bernardo Darquea, le informa el 18 de Febrero de 1777:

En efecto, el Sr Superintendente tiene mandadas hacer, mucho tiempo ha, dos efigies que representan a S. Pedro y S. Pablo, con destino a los dos nichos colaterales de la Ioglesia de esta Capital; y aún el estatuario le presentó los modelos, estando yo delante, formados de barro. Se aprobaron y el artífice llevó el encargo muy estrecho de concluirlos lo más pronto posible. Como ha sobrevenido a dicho Sr. lo que todos sabemos, nadie se ha vuelto a acordar de este encargo

Ondeano resuelve solventar esta ausencia, y así el 7 de Octubre de 1777 pregunta al Consejo si se han de colocar las de aquellos santos (San Pedro y San Pablo) u otros que sean más de la devoción de S.M. En posterior comunicación se le responde que se coloquen los santos que elija el Obispo.

El nuevo Intendente procede a ampliar el templo. A la primitiva iglesia carmelitana, que ya sobre 1769 había sido ampliada para acoger el coro (hoy altar mayor) y camarín de la Purísima. El mismo informa a Muzquiz el 29 de Diciembre de 1782 sobre las obras, añadiendo:

Resta solamente la adquisición de dos efigies que deben colocarse colaterales al altar mayor: una de San Carlos, declarado patrono de esta iglesia, con respecto al Augusto nombre del Rey, su fundador, y otra de San Juan de la Cruz, compatrono aclamado por la decisión decidida de los fieles de esta Capital, y por cuya intercesión se han verificado del Todopoderoso beneficios extraordinarios en esta Capital, en cuya inmediación se venera a este santo en una antigua preciosa ermita, que se extiende en el día a expensas de la devoción de los fieles.

En el mismo documento hace una apreciación valiosísima

No hay en esta provincia artífices hábiles, de cuya mano pueda fiarse esta obra para que sea digna de su representación y destino. Por esta razón, principalmente, y porque de otra parte ha sido crecido el gasto que ha debido hacerse en esta Parroquia [...] me ha parecido hacer presente al Rey la situación de esta Iglesia, Capital de su real Patrono por erección y fundación, suplicando a su Religiosa y Real piedad se digne mandar que por los estatuarios de S.M. se hagan las dos referidas efigies de los expresados santos patrono y compatrono, cuyo coste sera de corta consideración, lográndose por este medio fácil que aquellas efigies sean correspondientes a su digno destino.

Al margen del documento aparece la autorización: Dese orden a Sabatini para que disponga la ejecución de estas dos efigies, pidiendo a Ondeano las noticias conducentes.

Y tras la aprobación, el Intendente encarga el 19 de Febrero de 1783 las Imágenes de San Juan de la Cruz y San Carlos Borromeo. Al año siguiente, 2 de Marzo de 1784, encarga la hechura de una Virgen Dolorosa. Y por fín, la Imagen Patronal, junto con la de San Carlos y la de Nuestra Señora de los Dolores, son recibidas en La Carolina a plena satisfacción de Ondeano y de Don Juan Lanes Duval, vicario, aunque el importe de 15168 reales debió reclamarlo Sabatini el 4 de Febrero de 1785:

El 19 de Febrero de 1783 se me mandó por la vía reservada de Hacienda que hiciese ejecutar de escultura dos efigies, la una de San Carlos y la otra de San Juan de la Cruz, para colocarla en la iglesia de La Carolina, en las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, y posteriormente, en 2 de Marzo de 1784, que hiciera una de Nuestra Señora de los Dolores para la misma iglesia, poniéndome de acuerdo con el intendente D. Miguel de Ondeano; y se han ejecutado y remitido a dichas Poblaciones a satisfacción del mismo Intendente y del vicario general de ellas, en cuyo supuesto paso a V.E. La adjunta cuenta de su importe, que asciende a quince mil ciento sesenta y ocho reales de vellón, a fin de que en su vista se sirva disponer, si fuera de su agrado, que se satisfaga dicha cantidad al interesado. Nuestro Señor guarde la vida de V.E. Muchos años. Madrid, 4 de Febrero de 1785. Excmo. Sr. besa la mano de V.E. Su mas rendido servidor, Francisco Sabatini.

Al día siguiente de la reclamación de Sabatini, se promulga una Real Orden, de fecha 5 de Febrero de 1785, que faculta librar la cantidad de 15168 reales al Tesorero General, D. Francisco Antonio Ibarrola y Gorvea, Marqués de Zambrano.

Hasta aquí sabiamos en La Carolina. Pero quiso la casualidad que la duda que siempre me causó la atribución de Sabatini me pusiera en contacto con Javier Baladrón, vallisoletano licenciado en Historia del Arte y estudioso de la obra artística de D. Manuel Adeba Pacheco. Fruto de la puesta en común de nuestras sospechas, dimos con la clave, y esperanzados buscamos en el Archivo Histórico de Simancas alguna prueba documental que avalara nuestras hipótesis. Documento que afortunadamente hallamos y es el que sigue:

El Marqués de Zembrano tesorero general que fue de S.M. en todo el año de 1785. Data de las cantidades que satisfizo en los doce meses de él, a la clase de extraordinario general de hacienda

A Manuel de Adeba y Pacheco en conformidad de Real Orden de 5 de Febrero de 1785 y un recibo de 7 de Marzo de 1785: Quince mil ciento sesenta y ocho reales de vellón costo de quatro efigies que ha hecho para la Yglesia de la Capital de las Poblaciones de Sierra Morena.

Pero... ¿las imágenes no eran de Sabatini?

Hasta ahora, siempre habíamos creído que nuestra imagen patronal, junto con las de la Purísima, San Carlos Borromeo y Nuestra Señora de los Dolores (imágenes destruidas el 29 de Julio de 1936) eran obras de Francisco Sabatini, arquitecto traido de Italia por el Rey Carlos III. Y es cierto que toda la documentación consultada por nuestros historiadores locales parecía dar la razón a esta atribución. Como anteriormente hemos leído, el Intendente Don Miguel de Ondeano escribe: Dese orden a Sabatini para que disponga la ejecución de estas dos efigies. Sin embargo, es el propio Sabatini el que con sus propias palabras nos pone en la pista. Si nos fijamos en el escrito que envia con fecha 4 de Febrero de 1785 y lo leemos detenidamente vemos que dice:

 [...]se me mandó por la vía reservada de Hacienda que hiciese ejecutar de escultura dos efigies 
[...]se sirva disponer, si fuera de su agrado, que se satisfaga dicha cantidad al interesado

El hallazgo del documento anterior en el Archivo General de Simancas es la clave definitiva. Sabatini nunca fue el escultor que ejecutó las referidas imágenes, pues su oficio era el de arquitecto y decorador de la corte, no era escultor. Y por eso siempre sostuvimos que el podría haber simplemente tramitado la gestión, o como mucho, dando alguna traza o idea general de la composición de las mismas al artífice, pero jamás pudo haberlas realizado él. Esto lo demuestra la carta de Muzquiz a Olavide, de 23 de Junio de 1772, para tratar la ejecución para La Carolina de una efigie del Rey Carlos III:

[...]que remita las medidas y noticias correspondientes relativas a la estatua del Rey que se ha de poner en La Carolina, Capital de las Nuevas Poblaciones, para con ellas comunicar la orden correspondiente de SM a D. Francisco Sabatini. (Al margen se lee) Dese orden a Sabatini para que disponga que se haga esta estatua por el escultor que sea de su satisfacción, con arreglo a las medidas y noticias que se han de pedir a Olavide, y se le han de pasar. 

Posteriormente Olavide escribiria acerca de esta estatua a Muzquiz el 26 de Noviembre de 1774, informándole de que encomendaron unos dibujos de su orden a Sabatini para la colocación de la estatua que debe levantarse a su Augusta Persona en La Carolina y que están para concluirse muy en breve.

Sabatini nunca pudo ejecutar imagen alguna, pues no era su oficio, sino que encomendaba esta tarea a escultores de su confianza, estatuarios de S.M, en este caso, de D. Manuel Adeba Pacheco, escultor de cámara, actuando Sabatini como mero intermediario. La confirmación de esta colaboración nos la da el retablo mayor de la catedral de Segovia, costeado por Carlos III y diseñado en 1768 por Sabatini. Fue realizado en los talleres del Palacio Real de Madrid, siendo Adeba Pacheco el autor de las esculturas del mismo.

¿Y quién es Manuel Adeba Pacheco?

A modo de pequeña biografía, Manuel Adeba Pacheco nace en Medina de Rioseco, provincia de Valladolid, el día 3 de mayo de 1720. Viaja a Roma en 1742 en calidad de soldado, pero su afición a la escultura le llevó al taller de don Francisco Gutiérrez, pensionado en Roma, quien le protegió y dirigió viendo su gran aplicación. A los 10 años se traslada a Nápoles. De esta época corresponde una escultura conservada en la iglesia de Santa Teresa all´Arco Mirelli, que representan a San Juan de la Cruz, cuyo rostro guarda extraordinario parecido con la efigie carolinense.


Regresa a España en 1758 y trabaja en la decoración del Nuevo Palacio Real. Es nombrado escultor de Cámara Honorario y Académico de Mérito de la Real de San Fernando. En 1781 volverá a trabajar para el Palacio Real de Madrid. El último encargo del que se tiene noticia también tiene patrocinio regio. Las iglesias de las nuevas poblaciones de Sierra Morena precisaban esculturas para sus retablos y se recurre a Adeba Pacheco para que hiciese las necesarias. Para la iglesia de la Carolina hizo las imágenes de La Purísima Concepción, San Juan de la Cruz, San Carlos Borromeo y Nuestra Señora de los Dolores.

Entre 1788 y 1790 ejerce como Escultor Restaurador del Real Sitio de Aranjuez. Anciano, trémulo y paralítico, solicita que el monarca le ponga a trabajar para la restauración de estatuas, composición de fuentes, y otras cosas, con alguna pensión para poderse mantener. Con gran pena, suplica poder modelar y tallar en cualquier material, ya sea piedra, madera y estucos. En medio de una gran necesidad fallece el día 9 de mayo de 1791 a los 71 años de edad. 


Juan Manuel Patón Crespo   Licenciado en Bellas Artes
Javier Baladrón Alonso Licenciado en Historia del Arte