jueves, 12 de octubre de 2023

Comunicado Oficial - Acompañamiento musical

La Hermandad de San Juan de la Cruz, excelso Patrón de La Carolina, se complace en anunciar el acuerdo alcanzado con la Banda de cornetas y tambores María Santísima de las Penas de la ciudad de Úbeda, para acompañar musicalmente el cortejo procesional de nuestro Santo Patrón en la tradicional procesión del 24 de noviembre.

La Hermandad desea asimismo agradecer la disposición de esta banda y el interés puesto en engrandecer la solemnidad de la procesión del patrón de los carolinenses.

¡¡¡VIVA SAN JUAN DE LA CRUZ!!!

La Hermandad






 

jueves, 27 de julio de 2023

ELECCIONES A HERMANO MAYOR

La Hermandad de San Juan de la Cruz, Patrón de La Carolina, recuerda a sus hermanos que el próximo viernes, día 28 de Julio, tendrán lugar las elecciones a Hermano Mayor. Los hermanos podrán ejercer su derecho a voto desde las 18:00 a 20:00 horas en la casa de Hermandad, situada en la calle Gracia Rodríguez Velasco, número 10.


miércoles, 28 de junio de 2023

450 Aniversario de la toma del hábito carmelita en el convento de Jesús María del Monte de La Peñuela

El día 29 de Junio, festividad de los apóstoles San Pedro y San Pablo, conmemoramos el 450 aniversario de la toma del hábito carmelita por los ermitaños de Jesús María del Monte de La Peñuela, comunidad fundada en 1565. Por ello, os ofrecemos unos breves apuntes para conocer mejor el origen de nuestro convento:

DON ALONSO SÁNCHEZ CHACÓN

Hasta 1565, La Peñuela era conformada por un territorio cultivado y escasamente poblado. Cercados, pequeñas alquerías (modestas casas de labor) cobijaban agricultores, ganaderos, y gente que vivía de los productos de la sierra (cazadores, colmeneros, etc). En ese año, un hecho será el desencadenante de que, en definitiva, estemos nosotros hoy aquí.

Y es que fallecía en Baeza Doña María de Carvajal y Osorio, Hija de Diego de Carvajal. Su esposo, Alonso Sánchez Chacón, hijo del comendador de Caravaca, resolvió abandonar su vida pública y retirarse a una propiedad que tenía en La Peñuela, para hacer vida penitente, en compañía de su criado, aunque con el tiempo algunos amigos acudirán a seguirle en su propósito: […]Se apartó a una posesión que entre otras tenia inhabitada y puesta en olvido que hoy día se llama La Peñuela alta a diferencia de otra que está allí cerca que se dice la baja […]

Lo que Sánchez Chacón tenía en la Peñuela hasta ese momento era un cercado de una tapia de alto y cuatro o cinco fanegas de tierra parte de ella montuosa, y parte de ella desmontadas con una casa de dos tapias en alto y quince pies en largo cuyo sitio había comprado a Doña Estefanía de Luján en precio de treinta y tres ducados. También sabemos que en la propiedad de Don Alonso no había más edificado, ni plantado, y esto mal parado, porque era allí asiento de cabras…

Para entendernos, un terreno de unas tres hectáreas aproximadamente, en el que había una casita de labor, de 1,66 m de alto y 4,17 m de largo. Del uso de este terreno podemos leer:

[…] En esta exposición de lugar y sitio hizo un aposentillo casi como sepulcro, de dos tapias en alto y lo dividió en dos partes: una para su recogimiento y otra donde un su criado le guisara de comer y dormía allí y allí se estuvo muchos días en hábito de clérigo repasando la gramática que se le había olvidado, y comenzando una casa en forma de convento […]

A poco de iniciado este retiro, murió en Baeza, Don Luis Sánchez Chacón de Carvajal, un hijo mayorazgo que había dejado, en plena juventud. Don Alonso había establecido que su mayorazgo revertiría al convento en caso de que faltasen sucesores a sus hijos. Así que, muerto el heredero, nada le distraería. Pero una de sus hijas le dio un heredero. Los amigos y parientes, temiendo pleitos y rencillas, le rogaron que se casase para evitarlas. Por razón de su linaje, Don Alonso tiene que ceder, y antes de tener que dejar el mayorazgo a un nieto, a falta de mejor heredero, vuelve a casarse.

Don Alonso se afana en que no se pierda la comunidad que había comenzado. Para ello, dona el heredamiento al Padre Álvaro Núñez Marcelo y hace venir, en 1567, a Alonso de Coca, discípulo de San Juan de Ávila. A su marcha, no se había construido aún la Iglesia del eremitorio, existiendo tan solo la referida casita. Será Alonso de Coca el que dispuso su construcción (1567-1569). Tal y como nos lo corrobora su hijo, fray Juan de San Alberto: La cual heredad ha nombre La Peñuela. La cual tenía él dedicada para que en ella se sirviese a Dios con alguna quietud en soledad y vida honesta. Y para este fin hizo una iglesia u oratorio, donde todos los días pudiésemos oír misa […]

EL PRIMER CONVENTO

Junto a la primitiva casita de Sánchez Chacón, se ha adosado el pequeño oratorio. A todas luces, forman un total de edificio insuficiente, por más que se le van agregando diversas dependencias (las hemos ido describiendo en anteriores escritos). A pesar de la insuficiencia del heredamiento para sustentar una comunidad, la ciudad de Baeza, interesada en que aquí se levante iglesia y monasterio, dona una buena cantidad de fanegas de tierra, para ayudar al establecimiento de los ermitaños. Tal y como el Concejo de Baeza explica:

La dicha ciudad dio las tierras para que gozasen de aquel bien muchos ganaderos, colmeneros, cazadores, y otras personas que en el dicho sitio, y tierra, y en contorno de él residían, y pasajeros que por el camino real que está allí junto que va a Castilla pasaban […]

La descripción conocida de este primer cenobio nos puede hacer idea de la vida de pobreza que llevaban los religiosos:

[...] El edificio que los ermitaños tenían, era un oratorio no muy grande, y pegados a él dos aposentos que servían, el uno de refectorio, y el otro de cocina. Encima de ellos una sala a teja vana, era dormitorio, donde se acomodaban los que cabían, divididos unos de otros con distancia de media vara. La cama ordinaria […] era unos manojos de romero atados a manera de zarzo, y por cabecera una piedra, o un pedazo de encina sin cepillar, y una manta de pelos de cabra. Los que aquí no cabían, tenían por el monte alrededor de esta casa, chozas de retama o jara, como los profetas hijos de Elíseo junto al Jordán: y tan estrechas, que en entrando un ermitaño no cabía otro. Una de otra estaba como un tiro de piedra, y la más retirada del convento no pasaba de uno de ballesta [...]

LA TOMA DEL HÁBITO CARMELITANO

A la vez que en la Peñuela se desarrollaba la vida de comunidad penitente, el Padre Gabriel de la Peñuela, natural de Úbeda, echaba en falta ver en Andalucía conventos de la reforma que se abría paso en la Orden del Carmen. Comunica sus deseos al Arzobispo de Granada Don Pedro Guerrero y a Don Pedro Daza. Ellos le aconsejan que se fuese a Madrid, y hablase con el Rey, para que le diese licencia para fundar Conventos de los Descalzos donde quiera que se ofreciese oportunidad.

Así, resuelto el Padre Gabriel, se descalza. Muda su apellido por el de la Concepción, por la gran devoción que le tenía a la Purísima y a primeros de Septiembre de 1572 parte a Madrid. En el camino, encontró al Obispo titular de Columbria, D. Fr. Diego de León. Cuando el Obispo le ve, se extraña del hábito. Fray Gabriel le explica sus planes y el Obispo [...] Dióle de camino, noticias de ciertos ermitaños, que había en la Peñuela, de Sierra Morena, gente bien disciplinada, y dispuesta para todo ejemplo de virtud, y deseosa de recibir algún hábito de Religión que conformar con los ejercicios, que habían elegido para servir a Dios, semejantes, mucho a Nuestra Regla Primitiva, y a lo que nuestros descalzos, practicaban en Pastrana, y Alcalá, donde el los había visto. Rogóle no dejase de verlos [...]

De vuelta desde Madrid a Granada, el Padre Fray Gabriel de la Concepción hizo camino por la Peñuela, donde fue muy bien recibido de aquellos santos ermitaños. El Padre Marcelo, y sus ermitaños, deseaban mucho ser religiosos, por ajustarse más al Concilio Tridentino. Habían oído, que en Pastrana había renacido el Carmelo, y deseaban buscar la manera de agregarse. Incluso habían enviado a dos de sus hermanos, para que por sus ojos viesen lo que allí pasaba. 

[...] se volvió el Padre Fray Gabriel de la Concepción, e hizo camino por la Peñuela, donde fue muy bien recibido de aquellos santos ermitaños [...] Acomodóle muy bien este Siervo de Dios, a la vida solitaria, y con los demás ermitaños que se aumentaron, hasta doce o catorce, y vivían en gran pobreza. No salían a los lugares a pedir limosna, sustentábanse del trabajo de sus manos, de las hortalizas, de las frutas, y otras hierbas silvestres del monte. Hacían rigurosa penitencia. Dábanse mucho a la oración vocal, y mental, según cada uno era guiado del Señor. Obedecían en todo al hermano Diego Hernández. [...] No satisfechos con esto, el Padre Marcelo, y sus ermitaños, deseaban mucho ser religiosos, por ajustarse más al Concilio Tridentino, que aprobaba poco el género de vida que guardaban. Pero querían una Religión reformada, que los conservase en la profesión de su amada soledad, y modo de vida pobre, sin rentas, sin ruidos, sin vagueaciones. Habían oído, que en Pastrana había renacido el Carmelo, con todas estas calidades, y deseaban afectuosamente, hallar modo para reunirse a el. Habían enviado a dos de sus hermanos, para que por sus ojos viesen lo que allí pasaba, y pudiesen según la relación, tomar la resolución. Vueltos los adalides, dieron muy exacta noticia de lo que vieron, conforme a lo que deseaban; con que llenaron de gozo, y consuelo a los hermanos. [...]

Al ver tal resolución, el Padre Gabriel se detiene con ellos unos días, y decide ir a hablar con el Obispo de Jaén para plantearle la necesidad de que estos ermitaños tomen el hábito del carmen. Pero el Obispo no concede permiso. El Padre Gabriel siente pena por volver con las manos vacías, y piensa que al menos, podrá lograr algún aumento. Considerando que el Sitio que los ermitaños tenían, pidió a la ciudad de Baeza, que le diese algún pedazo de tierra de su propiedad, para añadir al terreno ya donado. Los corregidores aceptan de buen grado y donan a los ermitaños cincuenta fanegas de tierra, pegadas al sitio antiguo. Así pues, tomó de ellas posesión el Padre Gabriel de la Concepción, y le puso por nombre a todo: Jesús María del Monte de la Peñuela.

Aunque aun faltaba la confirmación del Rey del donativo, hecho por la ciudad. Volvió a Madrid con su compañero, para alcanzar la confirmación del donativo de Baeza. Pero el Padre Fray Baltasar de Jesús le dice que pedir en aquella ocasión la confirmación, era irritar los ánimos de los frailes calzados. Que sería más sensato esperar. Mientras, se suceden las gestiones de nuevo con el Obispo de Jaén, que concede licencia una vez que ya se ha producido la fundación de Granada.

Por fin, el 29 de Junio de 1573, se dio gozosamente el hábito a los ermitaños, y se puso el Santísimo Sacramento. Nace así el Convento carmelita de Jesús María del Monte de La Peñuela, a los ocho años del comienzo de la vida eremítica en este lugar.

En tanto que el Padre Fray Baltasar de Jesús negociaba en Granada la fundación de aquel Convento, se hicieron algunas diligencias con el Obispo de Jaén para que diese licencia para la de la Peñuela. Los ermitaños daban prisa, porque les diesen el hábito, impacientes de su devoción. No se descuidaba el Padre Fray Gabriel, que en su compañía había quedado, en la instrucción monástica que debían guardar aquellos hermanos. Tenían, otro sí, hechos los hábitos, y prevenidas todas las cosas necesarias, aguardando que el Padre Fray Baltasar volviese a poner el Santísimo Sacramento. Abrevió la partida de Granada, por la prisa que los negocios de Castilla le daban. Llevó consigo al Padre Fray Pedro de los Ángeles, natural de Jaén, profeso de la Observancia, Novicio en la descalcez, brioso para todo lo encumbrado, y áspero de ella, y grandemente fervoroso en los ejercicios monásticos. Pasó por Jaén, pidió al Obispo la licencia que había ofrecido. La dio luego agradado del buen talento, y discreto proceder del Padre Fray Baltasar, y por saber que ya Granada había recibido la Religión, y ella en pago le daba edificación, y ejemplo.

Llegó a la Peñuela por los fines del mes de junio; y hallando prevenidas las cosas necesarias, dio el hábito a los ermitaños, y puso el Santísimo Sacramento día de S. Pedro Príncipe de la Iglesia, el mismo año de 1573, cuarenta y cuatro días después que en Granada. En virtud de las donaciones de los dueños de aquel sitio, tomaron en en nombre de la Religión posesión de él, dedicándole para convento. Trató luego el Padre Fray Baltasar de asentar la observancia espiritual: y advirtiendo que el Padre Fray Gabriel de la Concepción, era de flaca salud, como siempre lo fue, señaló por vicario al Padre Fray Pedro de los Ángeles;

Este primer monasterio, es utilizado hasta la llegada del Padre Gracián, padre visitador de la Orden. Al venir encuentra en La Peñuela a unos setenta religiosos, los más enfermos, viviendo en unas condiciones miserables (la mayoría duermen hacinados en el desván, y los que no caben, en chozas diseminadas por la huerta). Por ello ordena la marcha de la Comunidad, hecho que acontece en el año de 1576. A la vuelta de los frailes, en 1577, comienza la construcción del nuevo convento, inaugurado en 1578.

Para concluir, recogemos este testimonio, que a la vez nos brinda detalles de la estructura del antiguo convento. La declaración de un hecho milagroso acaecido en el verano de 1591, que tiene como protagonista a nuestro Santo Patrón San Juan de la Cruz. Nos lo cuenta el Padre Fray Francisco de San Hilarión:

[…]Siendo conventual de la Peñuela el santo Padre después que acabó de ser definidor, estando un día en el corredor de la casa vieja se levantó una tempestad de truenos y relámpagos con muy grande oscuridad de nubes. Estaban todos los religiosos con mucho cuidado porque estaban los panes en mies sin segar. El santo Padre cuando los vio de aquella manera sonriendo se salió en medio del claustro y se quitó la capilla y mirando al cielo, y levantando la mano hico una cruz hacia el oriente en el aire y otras tres una a poniente y dos a los lados que fueron por todos cuatro y visiblemente se deshizo la tempestad […]

¿Por qué no se ha conservado hasta nuestros días este primitivo convento?

Hasta ahora, no se conocía muy bien la respuesta. Se pensaba que, al mudarse los frailes al nuevo convento, caería la antigua casa en desuso, reaprovechando los materiales de construcción para la obra del nuevo convento.

Pero esto no fue así. Lo que realmente sucedió es que en 1604, el General de la Orden ordena el traslado de la Comunidad a otro lugar, debido a los rigores del verano que hacían enfermar a muchos religiosos, pasando la gestión del heredamiento al Colegio de San Basilio, que lo vende en 1608 a Miguel de Balcárcel por 600 ducados de censo. La ciudad de Baeza, que se siente con mejor derecho, se dispone a reclamar la propiedad (por orden del Concejo, ya había entrado a la posesión Juan García en 1604, cuando se marcharon los frailes). Diez años después, Fray José de Jesús, nuevo Padre General, se percata de la gran lesión que les ha provocado la venta, y conviene con la ciudad el traspaso de tierras y edificios por cantidad de mil ducados (130 de contado y 870 de censo).

Conviene aclarar que cuando se fueron los frailes, se llevaron cuanto pudieron. Puertas, ventanas, tejas… Salvo la Iglesia del nuevo convento, en la que dejaron imágenes y ornamentos, todo cuanto pudieron llevarse fue cargado en carros, unos con dirección a sus nuevos destinos y otros, camino de Vilches, donde los frailes vendieron gran cantidad de material de construcción.

La ciudad habilita la casa nueva (el convento inaugurado en 1578) para vivienda del Alcaide de Martín Malo y habitación de arrendadores del heredamiento en precio de 2000 ducados. Y en la casa vieja, antiguo convento, se construye en 1618 un molino de aceite. Tal y como podemos leer:

[…] lo tuvo en arrendamiento el Maestro Pobes, y su sobrino, en la casa baja, en un cuarto donde estaba la iglesia lo aderezó por cuenta de la ciudad, e hicieron en él un molino de aceite, con su viga, y piedra del alfarje, donde gastaron muchos ducados, porque se llevaron los materiales de cuatro leguas de allí […] En el viejo no se ha añadido más que una viga de molino hecha de un pino de la misma heredad, y acomodado el molino y trojas en la Iglesia vieja, y desmantelado y arruinado los otros tres cuartos que formaban el convento viejo […]

En ese estado permanecerá el oratorio hasta que, a partir del regreso de la Comunidad, en 1682, se desmonta el molino y la prensa, trasladándolo a una nueva ubicación en la casa nueva.

Aunque los frailes acometen la rehabilitación de este espacio de culto, lo cierto es que no se levantaron el resto de edificaciones que estaban unidas al mismo y conformaron el primitivo convento.

Por último, y como nota curiosa, señalar que a lo largo del pasado siglo XX, con motivo de diversas obras, bajo el altar y en la inmediación de la ermita, aparecieron varios sillares que el recordado Carlos Sánchez Batalla, recogió en sus publicaciones, aventurando que eran sillares de molino (la investigación histórica ha podido demostrar que estaba en lo cierto)

lunes, 12 de junio de 2023

Corpus Christi 2023

Como es costumbre, la Hermandad ha realizado un altar para la solemne procesión del Santísimo Sacramento por las calles de La Carolina. El altar en esta ocasión ha estado presidido por una reproducción del lienzo que representa a nuestro Santo Patrón y se venera en la ermita.