miércoles, 18 de junio de 2014

La festividad del Corpus Christi en la Peñuela

Bendición tras la Procesión. Palacio del Intendente Olavide.

Mucho antes de la fundación de nuestra ciudad (1767) nuestro suelo no vivió ajeno a la celebración solemne del Misterio Eucarístico. Desde la fundación del convento de la Peñuela, los frailes celebraron esta festividad, con su procesión. Gracias a Dios, conocemos cómo se desarrollaba la festividad en el Convento de la Peñuela recién fundado, cuando se usaba aún como templo el altar mayor de la actual ermita de San Juan de la Cruz. El testimonio nos viene de la narración de la vida uno de los Padres Primitivos de la Peñuela, Fray Pedro de San Ángelo, que había tomado el hábito en nuestro primitivo convento en 1573.

El día del Santísimo Sacramento y festividad de este Misterio de tal manera le arrebataba en admiración alegre, que no cabía, ni en el convento, ni en todo aquel distrito; y veces con tanta vehemencia que no le dejaba sosegar en un lugar[…] Solía vestirse de Turiferario para la eremítica y devota procesión, que los Religiosos hacían, sacando el Santísimo Sacramento por calles de ramos entretejidos de flores, para que todas las criaturas le bendijesen, y Él les echase su bendición. […] Fuese a la Iglesia, (donde después de la procesión habían puesto el Santísimo Sacramento) vestido de unos pellejos, a modo de pastor. Allí representó, bailó, y copleó de repente[...]

Otra procesión, de carácter igualmente eucarístico, acontece en 1577. Con motivo de la bendición de la nueva iglesia construida (actual Parroquia de la Inmaculada), se verifica la traslación del Santísimo del oratorio (la ermita) al nuevo templo. Este hecho además se realizará en medio del revuelo por un hecho sobrenatural que le sucede al Padre Nuñez Marcelo.

[…] A diez de Agosto, día del glorioso San Lorenzo [...] El día siguiente se dijo la Misa primera con mucha solemnidad, y se puso el Santísimo Sacramento en un relicario de plata muy bien labrado, que al Convento de los Santos Mártires de Granada, había dado la Condesa de Tendilla: y por haber hecho otro, le dió 
a la Peñuela. Adornaron el Altar con una Imagen devota de Nuestra Señora, y para la Sacristía envió la Condesa muy buenos ornamentos, y Baeza dio mucho sitio que pudiesen desmontar para la comunicación del aire, y plantar lo necesario.

Con buenas limosnas, y cuidado de los Religiosos presto se levantó una Iglesia más capaz que la primera, y se acomodó mejor la vivienda, y desenterraron los huesos de los que allí estaban sepultados, para trasladarlos cuando se hiciese la traslación del Santísimo Sacramento. Señalaron el día de la fiesta, y no quiso el Padre Nuñez faltar de ella. Hospedáronle aquella noche en el Coro nuevo que había de ser, donde también estaban los huesos envueltos esperando su depósito. Después de acostado, y muerta la vela, todas las veces que despertaba, veía hacia aquella parte donde estaba el bulto, una tan notable luz, que le deslumbraba. Como no sabía el misterio, pensaba ser alguna ventana de aquella pieza, que correspondía a otra donde hubiese luz; aunque como la que había era tan extraordinaria, y más luciente que la que suelen dar lámparas, o hachas, y más devota, causábale mayor admiración. Levantose a la mañana con este cuidado, y mirando al lugar de la luz, no halló ventana, ni resquicio por donde poder entrar. Díjolo a los Religiosos, y aseguroles no ser sueño, porque la novedad, y grandeza del resplandor, le habían tenido muy despierto, y levantando el cuerpo, y que no la había visto una, sino muchas veces. Preguntáronle hacia donde. Señaloles el sitio, y respondieron que allí estaba un envoltorio, que encerraba los huesos dichosos de los Religiosos, y que no entendían poder ser otra cosa. Persuadiose ser así el Padre Marcelo, y como eraa persona de tanta opinión, y crédito, se persuadió a lo mismo toda la gente, y alabaron al Señor en sus siervos.

Con el establecimiento de las Colonias, serán las Cofradías del Santísimo y las de ánimas las primeras que se establecerán, a petición del Obispo, a pesar de la incomodidad que esto suponía en las colonias.

Un nuevo impulso recibirá en nuestra ciudad la celebración de esta festividad a finales del siglo XIX. El Santísimo dejó de ser portado por el Sacerdote bajo palio, estrenándose en 1897 un artístico templete procesional neogótico, obra de Orfebrería Plata Meneses de Madrid, siendo párroco el arcipreste D. Juan Bueno y Maza. Dicho templete, salvado de la contienda civil, es el que sigue portando en la actualidad a su Divina Majestad en la procesión anual de nuestra ciudad.