Fotografías: Procesión del Stmo. Cristo en 1930 y 1932
Cualquier estudioso del
arte, al repasar antiguas fotografías de Nuestra Semana Santa,
advertía rápidamente que entre la imaginería de nuestra Semana
Santa primitiva, conformada por seis imágenes, destaca por su
antigüedad la efigie del Señor de la Columna, pues sus rasgos nos
remiten de forma inequívoca a una bella Imagen renacentista de la
Escuela de imaginería granadina del siglo XVI.
Pero hasta ahora se creía
que en la Parroquia de la Inmaculada, al fundar La Carolina, no había
Imágenes. Se daba por supuesto que los frailes carmelitas, al irse,
se habían llevado consigo cuantas imágenes existieran en el templo.
Lo cierto es que en el inventario de bienes que hacen los frailes al
tener que abandonar el convento, no aparecen por ningún lado.
El investigador podría
suponer que la Imagen de la Columna hubiera llegado proveniente de
los bienes que el Estado confiscó a los jesuitas, que habían sido
expulsados, y cuyos efectos fueron, entre otros sitios, para surtir
de objetos para el culto divino a las Iglesias surgidas en las Nuevas
poblaciones.
Pero la documentación
que obra en el Archivo Histórico Nacional nos aclara el origen del
Señor de la Columna. En un cruce de acusaciones entre Fray Romualdo
de Friburgo y Don Juan Lanes Duval, vicario, el que resuelve el
enigma. Ante las insistentes denuncias en el Tribunal de la
Inquisición hacia Olavide, siendo uno de los motivos que se esgrimen
que en la Iglesia de La Carolina no había imágenes al culto, el
Padre Fray Romualdo dice en 1775 que el Vicario tiene escondidas
en un rincón de la Iglesia las Estatuas de Santos de la Iglesia
vieja de los Padres Carmelitas, y no quiere exponerlas al culto
Público, para complacer al Señor Asistente D. Pablo.
Don Juan Lanes Duval
responde que hay también en esta Iglesia algunas Santas Imágenes,
que por no ser decentes, respecto de estar echas de otro
tiempo, no pongo a la devoción de los fieles conforme
esta justamente mandado: la una del esposo San José. La otra de un
niño Jesús, la otra de la Virgen del Carmen, la otra de Cristo
Señor nuestro atado a la columna, pero una que es el
Señor Resucitado se pone en el trono todos los años el
Sábado Santo, y toda la octava de Pascua de Resurrección,
aunque no es muy grande esta Santa Imagen, no es tan diminuta que no
la haya visto varias veces el Padre Romualdo.
Así pues, el señor de
la Columna es la primera imagen de carácter pasionista que tiene
La Carolina, proveniente del extinto convento carmelita.
Posteriormente el intendente Ondeano encarga una Imagen de la Virgen
de los Dolores en 1784. Al venir esta, se colocan todas las Imágenes
en el interior del templo, resultando ya comprensible la relación de
nueves imágenes y tres retablos que se contabilizan en la Parroquia
en 1785 (Virgen del Carmen, San José, Niño Jesús, Columna,
Resucitado, Inmaculada, San Juan de la Cruz, San Carlos Borromeo y la
Virgen de los Dolores).
La iconografía de una
Imagen es inconfudible, Para los expertos es como un “DNI” que
permite datarla y aproximarla a corrientes artísticas y periodos
históricos. En este caso nos encontramos ante imagen perfectamente
encuadrada en una iconografía muy determinada, popular en el
renacimiento, pero que a partir de 1590 va perdiendo fuerza, siendo
sustituidas por representaciones de transición al barroco, de mayor
movimiento y ampulosidad en las líneas. Sus rasgos granadinos no
hacen sino corroborar con más fuerza su procedencia. Fundados los
conventos de Granada y La Peñuela muy próximos en el tiempo, son
muchos los objetos que de Granada vendrán a nuestro convento. Como
la Custodia que envía la Duquesa de Tendilla. Una vez concluido el
segundo templo conventual en 1578, éste se iría dotando de altares
e imágenes, entre las que ha de figurar necesariamente el cristo
amarrado, por la correspondencia cronológica en su estilo
escultórico y la construcción de la Iglesia.
Las imágenes del Señor
de la Columna y Nuestra Señora de los Dolores serán las efigies que
conformarán la primera procesión de la semana santa de La Carolina,
en la segunda mitad del siglo XIX. A partir de 1885 sabemos que el
Ayuntamiento asiste en corporación y envía a la Banda Municipal de
Música a la Procesión del Jueves y Viernes Santo. El Cristo y a la
Virgen de los Dolores procesionan, a pesar de no contar con
Cofradías, siendo la Parroquia la que dispondría la procesión.
En 1899 se funda la
Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores, en una década de
arranque de un movimiento cofrade (Asociación Josefina en 1881,
Hermandad de la Virgen del Carmen 1891, Hermandad del Corazón de
Jesús en 1892). A la fundación de la Cofradía de los Dolores se
unirán las de Jesús Nazareno, Expiración, San Juan Evangelista y
Santa María Magdalena.
Procesión 1927 |
El señor de la Columna,
continuó sus salidas, pero sin tener Cofradía. Hasta la fundación
de la Hermandad, era Doña Francisca Mercader y sus hijas las
encargadas de arreglar a Ntro. Padre Jesús de la Columna para
que saliese en Andas en la procesión del Jueves Santo por la tarde.
En 1928 el paso del Señor se encuentra sin gente para
sacarlo en la procesión del Viernes Santo por la noche, hecho que
mueve a Doña Juana Domecq a solicitar de unos jóvenes ayuda para
sacarlo, y motiva la fundación de la Hermandad, siendo su primera
presidenta Doña Inés Lloreda Domecq.
A la joven Cofradía
nacida bajo la primitiva imagen de La Peñuela le tocará vivir los
años más convulsos de su existencia. En la procesión del Jueves
Santo 4 de Abril de 1931, su tercera salida procesional como
Cofradía, la Hermandad tiene que hacer frente a todos los gastos que
ocasiona la procesión, porque el Ayuntamiento deniega la subvención
que anualmente se concedía para sufragar los gastos de las
Cofradías. Por si esto fuera poco, en mitad de la procesión, una
persona en estado de embriaguez ocasiona un incidente, que obliga al
Ayuntamiento a decretar el cierre de todos los establecimientos de
bebidas para el Viernes Santo.
En 1932 y 1933 no se
celebran procesiones de semana santa en nuestra ciudad. En 1934 las
Cofradías acuerdan celebrar únicamente una procesión general el
Viernes Santo. En 1935 nuestras Hermandades acuerdan celebrar todas
las procesiones, pero visto el estado de precariedad económica se
acuerda hacer una colecta pública para costear los gastos. En 1936
vuelve a prender el miedo y la sinrazón, acabando de forma abrupta a
finales de Julio, con la destrucción de la imaginería carolinense,
perdiéndose víctima de la incultura y la barbarie la Imagen del
Señor amarrado a la columna. A los ocho años de fundada, la
Cofradía ve interrumpida su vida, reorganizándose seis años
después en torno a la actual Imagen, obra del insigne escultor D.
Enrique Bellido Miquel, llegando hasta nuestros días.
Procesión año 1934 |
Hoy por desgracia no
contamos con aquella bella Imagen, de sabor renacentista, de
exquisita y delicada anatomía, de bello contraposto. Pero si podemos
evocarla en las fotografías que nos han llegado, y enorgullecernos
al pensar que nuestra popular Cofradía del Amarrado a la Columna
lleva prendido en su seno más interno, el sabor de los siglos que
atesoraba una Imagen conventual, ante la que un Doctor de la Iglesia,
nuestro santo Patrón, pudo rezar y oficiar la Santa Misa,
acordándose ante la bella efigie, de la Pasión de Dios nuestro
Señor. Hoy nosotros, en aquel mismo templo conventual, no podemos
sino recordarlo con cariño, y a modo de oración, uniendo nuestras
manos a las del ángel que conforta al redentor, decir a Cristo
amarrado, como dijera Fray Juan: Mi dulce y tierno Jesús, si
amores me han de matar, ahora tengan lugar.
Actual Imagen. |