Domingo de Ramos.
No pudo ser. Pese al intento de la Cofradía de la Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Palma por iniciar nuestros desfiles procesionales, la lluvia persistente aconsejó suspender la salida y regresar al templo. Como novedad, el paso del Señor iba precedido de cuerpo litúrgico.
No pudo ser. Pese al intento de la Cofradía de la Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima de la Palma por iniciar nuestros desfiles procesionales, la lluvia persistente aconsejó suspender la salida y regresar al templo. Como novedad, el paso del Señor iba precedido de cuerpo litúrgico.
Miércoles Santo.
Tampoco la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración pudo salir a rezar su tradicional via crucis, el cual fue realizado con gran solemnidad en el interior del templo, tras el cual se procedió al devoto besapié de la venerada imagen.
Jueves Santo.
Amanecía nublado. La Cofradía de San Juan Evangelista, Santísimo Cristo de la Clemencia y Nuestra Señora de la Misericordia se ponía en nuestras calles. Estrenando la restauración del Cristo, se vieron sorprendidos por un ligero aguacero en la calle Prim que les obligó a apresurar su regreso concurrido a su casa de Hermandad.
Más suerte tuvieron las Cofradías de Jesús de la Columna y la Virgen de los Dolores y Esperanza. Calles abarrotadas para recibir al señor que como novedad se veía escoltado de romanos. Tras el, nuestra Señora de los Dolores y Esperanza, bajo palio, que entre sus estrenos más destacados se encontraban el cuerpo litúrgico y una saya para la venerada efigie.
Viernes Santo.
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Una lluvia persistente dejaba por tercer año consecutivo a nuestras calles sin la figura del nazareno recortado la madrugá carolinense.
La tarde nos traía la triste noticia de la suspensión de la estación del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de Nuestra Señora de los Dolores, que presentaban como principal novedad el pasado y enriquecimiento de las bambalinas del palio en su primera fase.
A la noche dos cofradías más suspendían su estación anual, Nuestra Señora de la Piedad y el Santo Entierro.
Domingo de Resurrección.
Y como triste epílogo, la Cofradía del Resucitado, que celebran sus 25 años de historia, se quedaban por vez primera en el templo.
