jueves, 19 de marzo de 2020

NOVENA A SAN JUAN DE LA CRUZ. SEGUNDO DÍA



1. ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

Clementísimo Dios y Señor nuestro infinito, que por vuestra inmensa piedad quisisteis que San Juan de la Cruz fuese desde niño inclinado a todo género de virtudes, y por su ejercicio alcanzase ser muy amado de Vos y de vuestra Santísima Madre, comunicándole muchas gracias y favores: Os suplicamos humildemente que por su intercesión y merecimientos nos concedáis pureza de alma y cuerpo, con las demás virtudes teologales y cardinales que este Santo glorioso practicó toda su vida, para que, imitándole en este ejercicio e inocencia de costumbres, merezcamos como Él ser amparados de Vos y de vuestra Madre Santísima en esta vida por gracia, y después gozaros para siempre en su compañía en la gloria. Amén.


2. ORACIÓN PARA EL SEGUNDO DÍA
Glorioso Santo y Padre mío San Juan de la Cruz, que siendo inocente en la vida, aún de pocos años, crucificaste tu cuerpo con muchos rigores y penitencias por asemejarte en lo posible al que por nuestro amor padeció en la Cruz; te suplicamos intercedas con nuestro Señor Jesucristo para que nos dé afición a la penitencia, con la que satisfacer nuestras muchas culpas, y gracia de padecer por su amor los trabajos y dolores que nos enviare, para que satisfaciendo las innumerables ofensas que le tenemos hechas, y purificada nuestra alma con tan saludable ejercicio, merezcamos llegar a gozarle por siempre en tu compañía en la Gloria, y también alcancemos lo que pedimos, si nos conviene, en esta Novena. Amén.


3. TRES PADRENUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA
(Aquellos que lo prefieran pueden rezar el Santo Rosario)


4. PETICIÓN DE LA GRACIA

A lo largo de los siglos los carolinenses siempre hemos vuelto nuestros ojos en caso de verdadera necesidad ante la venerada imagen de nuestro Santo Patrón. A Él hemos acudido implorando protección en las grandes calamidades y pandemias que a lo largo de su historia ha vivido nuestro pueblo con la confianza puesta en su eficaz intercesión como Sagrado Protector de La Carolina.

Por todo ello, cobijados en el amparo que nuestro Patrón San Juan de la Cruz nos dispensa, pidámosle la gracia que deseemos alcanzar de Dios nuestro Señor en esta Novena.



5. GOZOS A SAN JUAN DE LA CRUZ


Pues sois Juan sagrado atlante,
del Reformado Carmelo,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Fue tanto el susto que dio,
tu gran virtud al infierno,
que aun siendo niño muy tierno,
un dragón te persiguió,
su ruina en la cruz halló,
con que saliste triunfante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

La gran Reina Celestial,
de las aguas te sacó,
y a tu peligro acudió,
con afecto maternal,
correspondiste puntual,
con devoción vigilante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Luego te llamó al Carmelo,
y a su impulso soberano,
con aliento más que humano,
al mundo diste libelo,
fue tu santidad modelo,
al más robusto gigante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

En gracia te confirmó,
Dios en la primera Misa,
Teresa fue profetisa,
pues siempre Santo te halló,
viento en popa te llevó,
cual divino navegante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Tanto en amor te abrasabas,
que el penar era tu gloria,
pues con solo su memoria,
extático te quedabas,
por desprecios anhelabas,
con fervor siempre constante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Por la senda de la nada,
tan veloz corriste el vuelo,
que Ángel con carne en el suelo,
fuiste admiración sagrada,
tu negación fue admirada,
de la Iglesia Militante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Los demonios se aterraban,
a tu vista poderosa,
con admiración pasmosa,
gran Basilio te aclamaban,
tus obras te acreditaban,
de solo y sin semejante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Místico Doctor te aclama,
la pluma más erudita,
y segundo Areopagita,
de todo el mundo la fama,
con tu enseñanza se inflama,
el más tibio principiante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

A los ciegos ilumina,
con su luz tu noche oscura,
por la senda más segura,
de la Fe los encamina,
no fue tuya tu doctrina,
si del Ave más flamante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Por consuelo a tus trabajos,
padecer más elegiste,
tu corona la pusiste,
en los desprecios más bajos,
echaste por los atajos,
como diestro caminante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Remedio todo doliente,
halla en ti a su enfermedad,
huye la necesidad,
con tu protección clemente,
no hay quién pida con fe ardiente,
que tus victorias no cante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

El parto más peligroso
con tu nombre es muy feliz,
cesa el mal, y su raíz,
con tu asilo generoso,
para todos es pasmoso,
tu patrocinio abundante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

La hora entendiste, y el día,
de tu tránsito dichoso,
todo llagado, y penoso,
tu espíritu complacía,
de entre tus llagas salía,
un néctar de olor fragante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Un globo de luz divina,
para morir te cercó,
sin duda Cristo bajó,
de su esfera cristalina,
con gloria tan peregrina,
volaste al Cielo triunfante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

Tu transformación tal fue,
con este Dueño divino,
que su rostro peregrino,
en tus reliquias se ve,
espejos son de tu Fe,
cual finísimo diamante,
sednos en la Cruz consuelo,
de la Cruz divino amante.

6. ORACIÓN FINAL


Omnipotente Dios y Señor, que al bendito San Juan de la Cruz le concediste ser amante fervoroso de los trabajos, desprecios y cruz de vuestro Santísimo Hijo, y una abnegación perfecta de sus pasiones y apetitos: Concédenos Señor, por sus méritos y ruegos, que imitando aquí sus virtudes merezcamos en el Cielo ser compañeros de su Gloria por los siglos de los siglos. Amén.


7. ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO CON MOTIVO DEL CORONAVIRUS

Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza.

Nosotros nos confiamos a ti, Salud de los enfermos, que bajo la cruz estuviste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes de qué tenemos necesidad y estamos seguros que proveerás, para que, como en Caná de Galilea, pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, quien ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través de la cruz, a la alegría de la resurrección.

Bajo tu protección buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies nuestras súplicas que estamos en la prueba y libéranos de todo pecado, oh Virgen gloriosa y bendita.